Entre la emoción y las prisas

Estas últimas dos semanas de mi vida como videojugador han sido intensas. No tanto por las horas de juego que he tenido, como por la calidad de lo que he estado disfrutando.

Hice una pausa en la considerablemente acelerada carrera del 3DS, y dejé cerrados un par de juegos, incluso en su envoltura de regalo; VVVVVV y Anonymous Notes II: Form the Abyss, siguen sin abrirse en mi consola. Mighty Switch Force está esperando a que concluya con el último incidente y a que logre algún nivel con un tiempo debajo de par que sea, por lo menos, decoroso. Una pareja de Drillbur sigue en el Day-Care, con poco más de 11 cajas de desventuradas crías Pokémon. En fin, no son los únicos títulos que están en el tintero, sin embargo, los tuve que suspender en vísperas de buscar una aventura mayor: Skyward Sword.

Debo reconocer que este título se quedó congelado desde Noviembre. Lo compré en preventa, estuve muy buena parte de la noche del lanzamiento en la plaza, esperando a que le abrieran el local para ser de los primeros en conseguir mi copia; al otro día grabé un unboxing, después mandé a enmarcar la litografía que me regalaron en la preventa y al final, sólo fueron un par de horas las que pude disfrutar de esta aventura.

Han pasado casi tres meses desde que todo eso ocurrió. The Legend of Zelda: Skyward Sword, ya no es un título de moda, ya no es parte de las conversaciones de los jugadores de este tiempo. Resident Evil: “Revelaitons” hoy día está cumpliendo con su papel de dar entretenimiento a sus consumidores, demostrando las capacidades de una consola rejuvenecida y poniendo en evidencia la necesidad de un rediseño para la inclusión del Circle Pad Pro. En fin, las miradas están puestas muy lejos de Skyward Sword.

Por un lado, estoy disfrutando de la dicha de jugar esta gran entrega sin la presión social que ejerce la comunidad videojugadora. No estoy en la carrera de acabarlo rápido, ni de ser el primero en conseguir todas las mejoras de mi equipo ni mucho menos. Estoy tomando esta historia como se debe, con la paciencia de saber que cada evento me dará, sin prisas, una nueva sorpresa en el desenvolvimiento de la historia.

Y, honestamente, los estoy disfrutando a lo grande.

Sin embargo, la vida de un videojuagador o de cualquier persona que pueda darse el tiempo de leer estas líneas, no se basa únicamente en el goce de sus pasatiempos. Las actividades cotidianas están siempre asechándonos para darnos más qué hacer a cada momento. De modo que, por el momento, solo juego un par de horas al día. Al caer la noche y llegar a casa, mi satisfacción está allí; bajo la pantalla brilla el LED ámbar, indicándome que mi Wii está listo para que juntos demos paso al siguiente calabozo, a sabiendas que a su final, un monstro de importantes dimensiones hará todo lo posible por detener nuestro camino a rescatar a la sacerdotisa, Zelda.

Estimo que para estos momentos estoy, emocionado, a la mitad del desarrollo de la historia.

Por otro lado, les platico que hace no mucho tiempo, mis amigos y yo, nos pusimos de acuerdo para mandar a comprar a una reconocida tienda de videojuegos en línea, otro de los mejores títulos que nos ha dado la historia del Wii: Monster Hunter Tri. Hicimos el pedido, y desde entonces, leer el seguimiento que ha tenido el envío de nuestro paquete desde Hong Kong despierta muchas inquietudes a medida que se acerca. El número de comentarios que hacemos a medida de que pasan los días aumenta. La expectativa nos come, la simple idea de iniciar un juego desde cero, en grupo y crecer al unísono mientras todos estamos en línea, es sublime y esperanzadora. Más con la calidad y reconocimiento que tiene la franquicia de los Monster Hunter.

Así, nuestras mentes están inquietas por la llegada de esta obra, a la que muchos, desde su lanzamiento, le traíamos ganas. Las agendas tienen ya un espacio libre para que le demos el tratamiento que se merece un juego como este; los ajustes están listos. Solo es cuestión de esperar a que el servicio de mensajería haga lo suyo.

Tras su paso por las tierras asiáticas, luego las estadounidenses, y finalmente la patria mexicana, el paquete con los cuatro juegos llegó el día de ayer a la Ciudad de México. Tras ser el tema de conversación de ese día, hoy despertamos con la noticia de que nuestro “encargo” ya arribó a nuestra costera ciudad, un viaje que –literalmente– atravesó medio mundo para poder llegar a nuestras manos. Sin duda, en el transcurso de hoy, o en las primeras horas de mañana, estaremos recibiendo nuestra encomienda.

Ahora viene la gran disyuntiva… ¡La gran pregunta!

¿Cómo darse el tiempo para disfrutar debidamente de estos dos títulos?

Saludos a todos.

-Kuvertt-